Según investigaciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) las personas fumadoras tienen mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares e hipertensión que las no fumadoras.
Al fumar un cigarrillo, el efecto inmediato en el cuerpo es que aumente la presión arterial; la nicotina provoca en el organismo la producción de sustancias como las catecolominas; que contribuyen a la contracción de los vasos sanguíneos, por lo cual la sangre fluye con dificultad, haciendo que el corazón tenga que bombear con más fuerza.
Para muchos especialistas de la salud, la hipertensión arterial es una consecuencia implícita del habito de fumar; así como también otras enfermedades cardiovasculares; esto aumenta de manera alarmante la posibilidad de sufrir infartos y accidentes cerebrovasculares.
Sin embargo, al dejar de fumar, habrá una disminución notable en los valores de la tensión arterial del ex fumador; por lo que se insiste en abandonar este mal habito.
Por esta razón la OPS presento un estudio realizado en países latinoamericanos que arrojo como resultado que 7 de cada 10 adultos mayores de 30 años puede padecer de hipertensión; de los cuales aproximadamente el 21 % de las causas está asociada al tabaquismo.
Fumar también está asociado con enfermedades pulmonares crónicas; con fibrosis pulmonar y en los hombres puede llegar a causar disfunción eréctil.
Sin embargo, el consumo de cigarrillos no es un indicativo tácito de hipertensión; por lo cual si un paciente presenta signos de esta enfermedad, es necesario que sea diagnosticada por un médico especialista; esto lo hace un medico cardiólogo o un especialista de medicina interna con un examen de 24 horas en el que monitoriza el comportamiento de la tensión con un Holter de Presión.
En conclusión se las consecuencias del tabaquismo son fatales para la salud, además al dejar de fumar aumentamos la calidad y tiempo de vida; es tan importante tener esto en cuenta que para recordarlo cada 31 de Mayo a nivel mundial celebramos un día de NO FUMAR.
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